viernes, 19 de septiembre de 2008

INEDITOS > LA MOVIDA LUMPEN DE LOS ANGELES POR BUKOWSKI

Feos, sucios y raros


Yo abrí esos bares y los cerré, ahí adentro me peleé, conocí a mujeres, terminé en la vieja cárcel de Lincoln Heights una docena de veces. Hay una sección completa de gente ahí que vive del aire y la esperanza y las botellas retornables y la gracia de sus hermanos y hermanas. Viven en cuartos pequeños, siempre están retrasados con el alquiler, soñando con la próxima botella de vino, el próximo trago gratis en el bar. Pasan hambre, enloquecen, son asesinados y mutilados. Hasta que uno no vive y bebe entre ellos, no conoce a los abandonados de Estados Unidos. Son abandonados y se han abandonado a sí mismos. Y entre ellos hay mujeres, la mayoría arpías, pero aquí y allá hay mujeres de cuerpo y mente, alcohólicas, locas. Viví con una de ellas, con idas y vueltas, durante siete años. Con otras viví períodos más cortos. El sexo era bueno; no eran prostitutas, pero algo se les había caído, algo en la vida las había hecho incapaces de amar o cuidar. Que la policía irrumpiera en nuestros cuartos era común. Me volví tan violento y podía insultar tan bien como cualquiera de esas mujeres. A algunas las enterré, a algunas las odié, a algunas las amé, pero todas me dieron acción para llenar la vida de veinte hombres, aunque la mayor parte fuera de la mala. Esas damas del infierno finalmente me llevaron al Hospital General de Los Angeles y hasta en estado crítico, y cuando salí me retiré de la calle Alvarado, pero si la quieren probar, me imagino que la misma especie sigue alimentando los deseos de muerte ahí abajo.
Después de un mal matrimonio decidí “bueno, maldición, puedo probar ser escritor, parece más fácil, decís cualquier cosa que querés y ellos dicen ‘ey, eso es bueno, sos un genio’”. ¿Por qué no ser un genio? Hay tantos genios mediocres. Así que me convertí en un genio.

Lo primero que pensé fue mantenerme lejos de los escritores, los artistas, los creadores, porque sentía que la dirección equivocada de sus ambiciones podían desviarme de mi camino. Después de todo, un buen escritor sólo tiene que hacer bien dos cosas: vivir y escribir, y el trabajo está hecho. En Los Angeles es posible vivir en aislamiento total hasta que te encuentran, y te van a encontrar. Y van a beber con vos días y noches, hablar con vos días y noches. Y cuando se vayan, van a llegar otros. A uno no le importa que sean mujeres, por supuesto, pero los otros son definitivamente consumidores del alma.
Uno de los primeros en encontrarme fue MJ, el muy conocido poeta beat de los años ’50, sobre en todo en Nueva York o, mejor dicho, en Brooklyn. M vino a golpearme la puerta. Ya no era un joven y hacía mucho que escribía. Yo era aún más viejo y recién había empezado a escribir. Yo tenía resaca.



Yo pensé que sería bueno si todos los artistas tuvieran derecho a la supervivencia, pero en el fondo creía que todos lo tenían, y si el artista no la podía pegar, estaba en la misma posición que cualquier otro que tampoco lo había logrado. Pero no discutí con M. Ya no era joven, aunque todavía era un poeta poderoso. Pero de alguna manera había quedado fuera de los círculos poéticos. Hay política en el arte, como en todos lados. Era triste. Pero M había ido a demasiadas fiestas literarias, se había rendido a demasiados juegos de chupadas, se había arrastrado alrededor de muchos Nombres simplemente porque eran Nombres; había hecho muchos pedidos, demasiadas veces, de la manera equivocada y en el momento equivocado. Mientras íbamos en el coche, sacó su pequeño anotador rojo de propinas. Todos los nombres que había ahí eran buenos para propinas.

1970

Para Charlie

Por la gracia de los Dios

esa veces todavía podemos conseguirla.

Mostrámela, me gritó. Mostrámela.

Hombre, estoy tratando de encontrarla.

Tomalo con calma, aquí hombre, aquíestá.

En la palma de su mano habíauna gota de semilla blanca.

Novienen con tanta frecuencia como las tuyasme dijo.

Aquí hombre querés ver

mi pija, aquí está parada como

un árbol desnudo en el espárrago

Sol.

Con amor


alguna parte.

tenía tantas esperanzas. Volvió.


Espero que M vuelva al principio.

A pesar de todos sus cuelgues con los Nombres y su mendigar, era mejor que muchos poetas que están en la cima hoy. A lo mejor todos los poetas americanos están en prisión.

O la mayoría de ellos.

Después estaba NH de la escena de los beats parisinos, la escena de Tánger, Grecia y Suiza, la pandilla de Burroughs. N apareció conmigo y con otro poeta en una reciente serie de Penguin Modern Poets. De pronto estaba en Venice Beach, pudriéndose en la orilla, ya no escribía; se quejaba de su hígado deteriorado y de ser vigilado por una madre anciana que mantenía bien escondida. Muchas veces, cuando iba a ver a N, hombres jóvenes venían a golpear a su puerta. Aunque su hígado estaba en decadencia, era evidente que su pajarito estaba en buena forma. Supuestamente N era bi, pero nunca vi mujeres cerca de él.

“Bukowski, ya no puedo escribir. Burroughs ya no me habla, nadie me quiere ver. Me dejaron de lado. Estoy acabado. Ya tengo seis libros terminados, y nadie los quiere tocar.”

No era cierto, pero así era el estado mental de N.

era escucharlo rezongar sobre cómo lo habían sacado de la escena. La verdad era que yo le había pedido a Black Sparrow que lo publicara, porque se lo merecía.

NH todavía era un muy buen poeta. Pero era triste la forma en que parloteaba. Supongo que nos va a pasar a todos, parlotear. La poesía, la prosa trepando las paredes como serpientes; nuestros espejos suicidas mostrando cabellos grises y costumbres grises y talentos grises.N había perdido su respaldo europeo. Las cosas no iban demasiado bien. Los poetas lo visitaban una vez ydespués no volvían. The Free Press le ofreció un trabajo escribiendo reseñas, pero N no podía seguirlo. Educado, talentoso, conocedor, se estaba pudriendo. Lo admitía. Yo le dije que podía encontrarse otra vez.

Una vez, otro poeta y yo lo visitamos y sugerimos una ronda de bebida, pero N dijo que había sido invitado a una fiesta, una invitación especial. ¿Nos gustaría ir? ¿Por qué no? Tenía una dirección. Cuando llegamos, era una gala a beneficio de alguien, precio de entrada un dólar. Entramos por la puerta de atrás y nos quedamos parados escuchando a la banda. un galón de vino y me puse a tomarlo. Le hablé a un par de mujeres, besé a una, caminé por ahí.

Le pregunté a mucha gente si sabían que yo era Charles Bukowski. “Nunca escuché acerca de él.

¿Quién es?”

¡Ahora díganlo!”

¡Díganlo ahora!”


Sí, N y yo estábamos teniendo malos días y malas noches. Pero la última vez que escuché de él estaba haciendo un buen regreso, yendo a San Francisco y editando una revista, y perdí el flyer, pero creo que está editando a Ginsberg, Ferlinghetti, McClure, Burroughs, todos ellos. Finalmente se alejó de Rose Ave, allí abajo, cerca del estacionamiento, los hippies sin alma sentados en los bancos de cemento, muriéndose de hambre, tratando de robar del almacén judío y esperando que Tim Leary les dijera: “Abandonar, ¿hacia dónde?”. Pero Leary no está ahí. Sólo las gaviotas y el esperar y la esterilidad.

Los raros seguían viniendo. Todos querían beber conmigo. No puedo vivir con todos ellos, ni ser amable con todos ellos, ni siquiera encontrar a todos ellos interesantes. Pero los tipos son todos iguales en un aspecto: están disgustados con nuestro estilo de vida actual, y hablan de eso, a veces violentamente, pero es refrescante que no todo Estados Unidos se haya tragado la carnada.

LW hace cinco o seis años que es un linyera, vivió en hoteles baratos, misiones, hizo dedo y tenía algunas historias interesantes de la ruta.

Apareció. Y era un buen actor. Actuaba sus experiencias pasadas, haciendo diferentes personajes. Era intenso y serio, pero bastante gracioso, porque la verdad suele ser más cómica que seria. LW venía a las 4 de la tarde y se quedaba hasta la medianoche. Una vez hablamos 13 horas y desayunamos en

Norms a las cinco de la mañana.

Tomé algunas historias de LW que usé para mi propio beneficio.

No demasiadas. Una o dos. Pero empezó a repetirse, especialmente cuando había otra gente alrededor. Yo tenía que escuchar las mismas historias por segunda vez, por tercera vez.

Los otros se reían, como lo hice yo la primera vez. Creían que

LW era grandioso.


Hace mucho que no lo veo. Dudo que lo haga. Ya nos fuimos útiles

mutuamente.

Hay otros. Siguen viniendo. Todos con su forma especial de hablar o vivir. Retraté a algunos bien, y supongo que van a seguir viniendo. No sé por qué atraigo a la gente. Yo nunca voy a ningún lado. Los que llegan que no son interesantes, de esos dispongo rápidamente. Si no lo hiciera, sería poco amable conmigo mismo. Mi teoría es que si uno es amable con uno mismo, será verdadero y amable con los demás, de alguna manera.

Los Angeles está llena de gente muy extraña, créanme. Hay muchos ahí afuera que nunca estuvieron en una autopista a las 7.30 de la mañana, ni le dieron un puñetazo a un despertador, o siquiera tuvieron un trabajo, y no intentan tenerlo, o no pueden, o no quieren, o se morirían antes de vivir de una manera común. En algún sentido, todos son genios a su manera, peleando contra lo obvio, nadando contra la corriente, volviéndose locos, fumando porro, tomando whisky, arte, suicidio, cualquier cosa menos la ecuación común. Va a pasar mucho tiempo antes de que nos borren o de que acaben con nosotros.


Edición del Domingo/14-Sep-2008

José Saramago

Hay que perder la paciencia

Polémico, incisivo, el escritor portugués analiza las actuales democracias, detrás de las cuales ve la sombra inmensa del poder económico trasnacional. En un contexto en el que las ideologías se han devaluado, critica a la izquierda y reflexiona acerca de las actitudes que los ciudadanos pueden adoptar para ir más allá del mero acto de votar

Fragmento de la intervención de José Saramago en la I» Cita internacional de la literatura iberoaméricana, organizada por la Fundación Santillana y realizada en España en junio del año pasado


Por José Saramago


Es curioso cómo nosotros vivimos en una época, afortunadamente para todos, en que todo se puede debatir.

Llegamos a la felicidad del ágora donde la gente va y discute todo lo que hay para discutir en la vida personal y en la vida comunitaria y humana.

Parece que es así y no lo es, porque hay un tema que no se toca y es precisamente el fundamental -o debería de serlo-, porque constituye las bases, los cimientos, la sustancia misma de la relación humana.

El tema que no se toca es la democracia. Podemos tener la seguridad de que ahora mismo se está discutiendo de todo en congresos y seminarios, pero apuesto, con una convicción que viene de lejos, que en ningún lugar se está planteando esta sencilla pregunta: ¿es esto una democracia?; ¿por qué no lo es?, si la conclusión es esa, que a mi juicio es la más sensata. Esto que llaman democracia no lo es.


Todos sabemos que vivimos bajo una plutocracia. Son los ricos los que gobiernan. Aristóteles, el discípulo de Platón, en su Política , escribió algo muy interesante: en una democracia bien entendida, el gobierno de la polis debería ser un gobierno en el que la mayoría de sus componentes fueran los pobres, porque ellos son la mayoría de la población.

Eso, añadía Aristóteles, no significa que los ricos no deban estar representados, por supuesto que sí, pero en proporción. Las cosas que se pueden enunciar desde la ingenuidad porque Aristóteles era un ingenuo, ni siquiera en su tiempo esto se podía poner en práctica.

O sea, que llamar democracia a algo que no lo es, parece una vergüenza, yo por lo menos me siento avergonzado de ver el desplante, el descaro con que la palabra democracia pasa por todas las columnas de los periódicos, por las ondas de la radio, por las bocas de los políticos, por nosotros todos. Nadie se importuna deteniéndose un minuto para preguntarse si lo que está diciendo es verdad. Con esa palabra, democracia, se nos están ocultando cosas que no tienen nada que ver con lo que significa y propone. ¿Para qué sirve un ciudadano en una situación como esta? Para votar.

Y cuando vota se nos dice, bueno, hasta la vista, dentro de cuatro años vuelve. El ciudadano ha votado a un partido, no importa cuál, no se le pide nada más durante esos cuatro años, al cabo de los cuales vuelve a sonar la campana -la campaña- y a votar. Luego, como borregos y carneros nos ponemos todos en fila para introducir un papel en la urna, (vaya palabra, urna) que en principio expresa nuestra voluntad política y nuestro mandato para que se cumpla un programa, pero deberíamos saber que de ese papel se hará el uso que entienda aquel o aquellos que van a gobernar ante nuestra indiferencia.

¿Cómo se resuelve esto? Por un lado, toda la parafernalia de la democracia -los himnos, las banderas, los cargos públicos- se nos presenta como una pirámide muy bien compuesta, de acuerdo siempre con el resultado de la expresión de la voluntad popular, cuando en realidad esa pirámide lo que hace es aplastar a la sociedad, condicionarla -si les parece muy fuerte lo de aplastar- y reorientarla según los intereses del que manda.

El problema es muy sencillo, voy a usar una expresión de cuyo significado histórico todos estamos aquí informados: hoy se puede decir sin calumniar a nadie que los gobiernos son los comisarios políticos del poder económico. Esto es un poco duro, sobre todo si conocemos las connotaciones que la expresión "comisario político" conllevaba en los años treinta o cuarenta del siglo pasado en la Unión Soviética. Pero bueno, eso es lo que me parece que hacen los gobiernos, preparar el terreno para las decisiones económicas a gran escala, multinacionales, pluricontinentales.

O nacionales, si así se aconseja. En este escenario ¿qué hacemos? No lo sé, pero quedarnos mirando, como el poeta, que decía que "sabio es quien se contenta con el espectáculo del mundo", eso sí que no. En mi novela Ensayo sobre la lucidez , cuando pongo una ciudad en pánico, por la afirmación de conciencia cívica de los ciudadanos el 83 % vota en blanco, y el sistema se tambalea.

Recuerdo que en la presentación de ese libro en Lisboa, el ex presidente Mario Soares, a quien invité para presentarlo y debatir el contenido, me suelta a boca de jarro, "pero vamos a ver ¿usted no entiende que un 15 % de votos en blanco sería un fracaso de la democracia?".

Y yo le contesté "¿y usted no entiende que el 50 % de abstención es el fracaso de la democracia?". Porque eso es lo que está ocurriendo, que la abstención cada vez es mayor, aunque claro, para la abstención todo el mundo tiene explicaciones: llovía, no llovía, estaban en la playa Y no pasa por la cabeza de los señores que nos gobiernan que esa desidia puede significar algo más La presencia de un voto en blanco podría decir otra cosa: yo soy elector, he venido aquí a votar, pero como no me gusta nada de lo que estos señores me proponen y hacen, vengo a decirlo de la única manera que puedo decirlo, votando en blanco.

Porque si no tomamos medidas de responsabilidad cívica, la democracia se transforma en caricatura de sí misma.

¿Hasta dónde llegamos? Cambiaremos, sí, de gobiernos, pero ¿cambiarán las políticas?, ¿la democracia política será también económica y cultural? ¿Qué cambiamos cuando cambiamos de gobierno? ¿Los índices macroeconómicos se transforman? ¿En beneficio de quién? ¿Para qué? En fin, aunque sepamos que nada decisivo va a cambiar, sigamos la rutina, cumplamos nuestro deber cívico, pero seamos conscientes de lo que estamos haciendo y de lo que están haciendo con nosotros. Porque, amigos, ya lo sabemos, el mundo democrático está dirigido por organismos que no son democráticos, que algunos, en un alarde de corrección política, dicen que son "ademocráticos": el Fondo Monetario Internacional no es democrático, la Organización Mundial del Comercio no es democrática y el Banco Mundial no es democrático, no votamos a nadie para estas instituciones, por lo tanto las democracias son gestionadas por poderes no democráticos. Y mientras esto no quede claro en nuestras cabezas, vamos a seguir igual.

El otro día tuve una idea que si puedo voy a tratar de poner en marcha para la próxima reunión del llamado G-8: que en la misma ciudad o en una ciudad cercana a la que sirva de sede para la reunión de los ocho países más ricos del planeta, se reúnan, en los mismos días, los ocho países más pobres del planeta, exigiendo de los medios de comunicación una cobertura igual.

Desde ya lanzo la idea, por si quieren sumarse. Es que hay unas cuantas cosas que tenemos que hacer. La primera es perder la paciencia. Y manifestarlo en cualquier circunstancia.

En el epígrafe que pongo en uno de mis libros, que por otra parte es inexistente, llamado el Libro de las voces , hay cuatro palabras que no me parecen baladíes: "aullemos, dijo el perro". Pues bien, ya hemos hablado demasiado, es hora de aullar.

Si no queremos ser los corderos que ni siquiera pueden balar, si nos dejamos llevar, si incluso sabemos que nos llevan y no hacemos nada para contrariar a quien nos lleva, entonces se puede decir que merecemos lo que tenemos. ¿Salvaremos el mundo con estas reflexiones u otras semejantes? A lo mejor no, creo que estamos llegando al final de una civilización, los valores cambian a una velocidad increíble.

Y se presentan tiempos de oscuridad. El fascismo puede regresar y podemos llegar a la paradoja, que debía de haber sido prevista, de tener, por ejemplo, una Unión Europea con un país donde el pueblo decida elegir un gobierno fascista. ¿Qué haremos después?, ¿pedir por favor que no sea fascista? [...] De verdad creo que hay que hacer algo, por lo menos que reforcemos en nuestra conciencia la voluntad de no dejar que nos engañen, y no tenemos que emplear mucho tiempo en saber dónde, cuándo y cómo nos están engañando.

El engaño, la mentira, es el rey de la Tierra. Recordemos lo que ha pasado en Irak, cómo se preparó esa guerra. Cuando ocurrió la invasión de Irak, o antes de ella, en España se manifestó en la calle un millón de personas. A mí me parece muy bien, pero ¿qué pasa después de una manifestación? La gente enrolla la pancarta, vuelve a casa, se sienta delante del televisor, cambia sus zapatos por unas zapatillas cómodas y la vida continúa, porque al día siguiente no puede haber otra manifestación, aunque sí siga habiendo miles de muertos y continúe la destrucción sistemática de un pueblo, de millones de personas.

En cualquier caso, hay una manifestación cotidiana que deberíamos llevar a cabo sin tregua: el desprecio por aquellos que, gobernándonos supuestamente en nuestro nombre, engañan a diario. Voy a dar un ejemplo del engaño más flagrante: todos sabemos que vivimos en un período en que el empleo precario es la norma. ¿A quién se le ocurrió pasar de la promesa del pleno empleo al empleo precario? ¿A un gobierno? ¿A un gobierno que dijo, por ejemplo, en campaña electoral "esto hay que cambiarlo, hay que imponer el empleo basura frente a la antigualla del empleo estable" y dicho esto por un gobierno y votado animosamente por los ciudadanos, los otros gobiernos del mundo lo imitaron? ¿Así ha sido? ¿No parece más lógico pensar que el Poder Económico (hay que encontrar alguna fórmula para que se noten las mayúsculas cuando nos referimos al Poder Económico) ha hecho saber a los gobiernos que la situación tenía que cambiar, que necesitaban las manos libres para hacer y deshacer de acuerdo a sus intereses? Y como antes dije, el gobierno, alegre comisario político del poder económico, se apresuró a redactar las leyes necesarias para que en una operación de anestesia absolutamente extraordinaria, sin que la gente se diera cuenta, se pasara de la promesa del pleno empleo al empleo precario o movilidad laboral, excelso hallazgo que bien merece el reconocimiento de todos.

Me sigo preguntando y les pregunto: ¿Alguien aquí es capaz de acordarse cuándo ocurrió esta operación? No. La amnesia está instalada. Ha sido la operación más sutil y más canalla, y a la vez más inteligente a la que hemos asistido casi sin darnos cuenta. Bueno, ahora están rizando el rizo, llega la deslocalización. ¿Para qué pagar salarios altos si puedo poner mi fábrica, mi empresa, en otro país donde se pagan salarios más bajos, los horarios laborales son más largos y, lo que es más curioso, las leyes de trabajo del país donde me he deslocalizado no pueden intervenir? Es el reino del arbitrio total del Poder Económico.

Con mayúsculas, sí. Nosotros no podemos hacer una revolución, ya lo sé. ¿Una revolución con ideas?, ¿con palabras? Ahí está el problema, porque mientras la derecha ha sido siempre la derecha, la izquierda ha dejado de ser izquierda.

No vale la pena darle más vueltas. Cuando la izquierda cambia de nombre y de símbolos y corre hacia el centro parece que no se da cuenta de que se está acercando a la derecha y eso hace que todos los países, hablo de Europa, que tienen gobiernos socialistas, en realidad no tengan gobiernos socialistas, tienen gobiernos que son de partidos que se llaman socialistas, pero entre el nombre y la realidad, media el abismo. [...] Y no hablo de España porque, a pesar de todo, el gobierno socialista español compensa la política económica neoliberal de la que necesariamente no puede escapar, con funciones sociales importantísimas.

Es decir, la fisonomía de España ha cambiado, aunque en lo que toca a la economía, España no es una excepción en el concierto general. No tenemos ideas de izquierda. No las hay.

Después de un período, en los años sesenta, en que se pensó que volviendo a masticar a Marx alguna cosa se extraería, se acabó concluyendo que la lectura de Marx no es necesaria ni indispensable, porque el mundo ha cambiado de tal manera que Marx no lo reconocería. Marx hoy sería otro, porque otro es el tiempo.

Ya no estamos en la misma galaxia que formó a Marx y la mayoría de los que estamos aquí, vivimos otra era, quizá la "Cibernética", no sé. Antes, cuando pensábamos que ser de izquierda era lo máximo a lo que un ciudadano debería aspirar y que, por ser de izquierda, uno mismo se reconocía más potencia cívica, caíamos en el tópico de decir que la derecha era estúpida.

Y lo hemos dicho todos muchas veces. Pues bien, hoy quiero decirles que no conozco nada más estúpido que la izquierda. Y miren que siento tener que decir esto.

Pero así lo veo, ya está bien de vivir de fantasía imaginando que la historia equilibrará lo que en el presente es una evidencia. No:lo que estamos viviendo unas veces es fruto de la complicidad y de errores cometidos antes, y otras veces una intención deliberada de dejar la chaqueta que se usaba y pasar a vestir otra. Cambiaron todos, sobre todo los partidos socialistas. Ha sido una operación cosmética impresionante. Decir que se es "demócrata de izquierda" es una redundancia, porque si se es de izquierdas, se es demócrata. En principio, un demócrata de derechas tiene que tener ideas de izquierda, porque si lucha lealmente y respeta a los adversarios es un interlocutor válido.

En cualquier caso, no necesitamos vivir bajo un régimen autoritario para tener motivos de protesta, de reivindicación. En los regímenes democráticos también se cometen abusos de todo tipo que deberíamos ser los primeros en denunciar y combatir. Lo que está mal en la democracia es el hecho de que no la critiquemos. Y porque no la criticamos, corremos el riesgo de perderla. Incluso puede ocurrir que el último golpe contra la democracia le sea asestado en nombre de la "democracia"...


adn*SARAMAGO Nació en 1922 en Azinhaga, Portugal, y fue Premio Nobel de Literatura 1998. Es autor de Memorial del convento, La balsa de piedra y La caverna

adn*PORTER Estudió fotografía en Buenos Aires y Nueva York y fue becado por las fundaciones Guggenheim y Antorchas. Expuso en la Argentina y en el exterior y es autor de los libros Piezas y La Ausencia.


Sábado 30 de agosto de 2008 Publicado en la Edición impresa

lunes, 8 de septiembre de 2008

Maynor Freyre, entre la realidad y la ficción.

Lima, 07 de Setiembre del 2008
Los sátrapas y la memoria

Maynor Freyre, entre la realidad y la ficción.

Maynor Freyre acaba de publicar “Par de sátrapas”, una novela destinada a fijar en la memoria social a dos personajes abominables. Freyre habla con precisión y lucidez.

-¿Se trata de una novela política?-
Es una novela política que trata, a través de la ficción, de crear una posibilidad de que la memoria popular no sea borrada. Y que los culpables reciban la justa sanción de la justicia. Truman Capote lo logró en EE. UU. con unos criminales comunes. Ahora se trata de genocidas. ¿Por qué no en el Perú?

-¿Cuán difícil es escribir una novela de esa índole?-
No hay dificultad cuando el autor quiere transmitir un mensaje profundo sobre lo que no debe suceder en el país, salvo que se insista en la injusticia. Los asesinos siempre terminan tras las rejas, salvo en las películas de Hollywood.

- ¿Por qué tratar un tema tan fresco?-
Nada es fresco. La historia peruana está llena de flagelos. Sucede que la década del noventa nos condujo a lo inconcebible. Lástima que ahora siga siendo la misma situación. Los frescos son aquellos que niegan lo evidente, lo que todo el país conoce gracias al periodismo serio, veraz, que fustigó la satrapía.

- ¿Qué riesgo significa escribir sobre sátrapas?
- ¿Riesgo? Ninguno. Existieron desde Persia. Los siglos han pasado, pero hasta hoy parece supervivir la satrapía. A lo mejor desean desaparecer a sus denunciantes. Nadie es inmortal, pero sus métodos morirán tarde o temprano. Cuando ejercía el periodismo no dudé en denunciar los crímenes de Estado. Cómo es posible que una guerra de 14 años sólo algo cercano al 2% de las víctimas sean militares. Me pregunto: ¿los insurgentes tuvieron 73,400 efectivos muertos en sus filas? No lo creo. Lo que sí condeno es que éstos muchas veces mataban policías para despojarlos de sus armas y a gente inocente, como la de Tarata.

-¿Cuánto de verdad hay en la novela? - Una novela es, al fin y al cabo, una ficción; no obstante, la verdad está tras su edificación de palabras. Lo que deseo es que gocen de la escritura y mediten sobre el mensaje. De otra manera sería un simple y vulgar informe al que no he querido llegar.

-¿Qué esperas de la crítica literaria?- Los críticos deben cumplir con su función. Espero que cierta crítica se despoje de la mordaza que a veces se autoimpone. Que tengan en cuenta que se trata de una obra de arte y no de un informe panfletario.





DATO Luis Dapelo, profesor de la Universidad de Génova, dice que “Par de sátrapas” es el equilibrio intenso y rítmico entre la realidad y la ficción.

LA PRIMERA. El diario que inspira respeto -

viernes, 5 de septiembre de 2008

Estuardo Núñez

Crítico literario, ensayista y divulgador cultural Estuardo Núñez cumple mañana cien años de vida

El centenario de Estuardo


Pareciera que el destino en ocasiones escribiera sus propios capítulos y construyera escenarios para que coincidan personajes que serán protagónicos para su sociedad. Gente que a temprana edad se conoce y afianza una amistad que trasciende el tiempo.


Estuardo Núñez, reconocido ensayista y divulgador cultural, sabe de esto. En el Colegio Alemán compartió aula con Martín Adán y Emilio Adolfo Westphalen. Una feliz coincidencia para brillante generación.


Estuardo Núñez, quien mañana cumplirá cien años de vida, ha tenido una intensidad intelectual que parte desde sus años de infancia, donde auscultaba la biblioteca paterna para saciar sus ansias de exploración. Esos primeros libros empezaron a abrirle la mente y a moldear su espíritu de inquietud intelectual.
Desde muy joven me inquieté por la actividad intelectual, por querer explorar otros mundos, otras maneras de pensar.
Asimismo, esa inquietud me llevó a tener la oportunidad de viajar y conocer gente muy interesante e importante dentro del universo cultural, explica Estuardo Núñez, quien va esforzando su memoria para recordar con precisión hechos que ayudaron a que transite su camino intelectual.
En ese esfuerzo, empieza a mencionar nombres que son cruciales en el pensamiento peruano. Por ejemplo, José Carlos Mariátegui, a quien conoció siendo muy joven. Apenas había terminado el colegio y su interés por conocer la realidad del país lo tenía entusiasmado.
Visitaba la casa del Amauta donde la discusión de ideas era ritual.
Tenía un brillo intelectual interesante, era un tipo amable y gentil, recuerda de Mariátegui. Otros nombres, como los de Ciro Alegría, vienen a su mente. Sin embargo, cuando empezamos a señalar autores peruanos que ha leído y devorado con pasión, no duda en hablar del poeta Eguren, y de Vallejo, de quien dice: El no sólo tiene una importancia en el Perú, sino que posee una importancia e influencia hispanoamericana Pero todo no queda ahí, sus recuerdos lo llevan a comentarnos de Borges, el gran escritor argentino: Me parecía una persona retraída, pero se reunía frecuentemente con otros escritores que lo acompañaban en sus paseos por Buenos Aires. Es sin duda el más representativo de Argentina, pero su talento trasciende las fronteras, es un escritor para el mundo.
Luego de culminar este comentario, invitamos a Estuardo Núñez a dirigirnos al jardín para poder realizarle algunos retratos.
Mientras caminábamos nos manifiesta que lo importante de la literatura es su gran capacidad expresiva: La literatura tiene en sí una gran capacidad creativa y da a conocer referencias de otros países, de otras realidades. Eso es muy importante, termina de decir mientras se acomoda para las fotos.
Al culminar la sesión fotográfica, nos dice: Felizmente he vivido intensamente, pues he viajado y visto diferentes realidades del mundo, en diferentes épocas de mi vida. Y ahora me alegro que se hayan podido hacer estas fotos acá, a pesar de la lluvia. Cierto, una caprichosa lluvia no podía conspirar contra usted, maestro.

Algunas de sus obras:
La Poesía de Eguren (1933) Panorama actual de la poesía peruana (1937) Literatura Peruana en el siglo XX (México, 1965). España vista por viajeros hispanoamericanos (1985) Los tradicionalistas peruanos (2001)

Manuel Eráusquin
Diario Correo -4 de Setiembre de 2008